viernes, 1 de enero de 2016

En el tiempo del gran Perdón



El gran regalo de este año que empieza es la gran alegría de conocer el amor y la ternura de Dios hacia nosotros. Es el año de la  misericordia de Dios, estamos en el tiempo del gran perdón. Numerosas Puertas de la Misericordia se han abierto en el mundo, símbolo de este Amor de Dios  y de su presencia cercana.
“… para que el perdón sea extendido hasta las extremas consecuencias a la cual llega el amor de Dios. Vivamos intensamente el Jubileo pidiendo al Padre el perdón de los pecados y la dispensación de su indulgencia misericordiosa.” (MV 22).



¿Cómo vivir esto en Sevilla?

Escuchando la Palabra y búscando el silencio para meditarla podremos ver la misericordia de Dios con nosotros.

Haciendo una peregrinación hasta una Puerta Santa Jubilar de acuerdo a las propias fuerzas, como signo de que la misericordia es una meta por alcanzar. Atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos dispondremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros.


Santuarios con Puerta Santa en Sevilla:
La Iglesia catedral.
Basílica de la Macarena.
Basílica de Jesús del Gran Poder. Basílica de María Auxiliadora. Basílica del Cristo de la Expiración.
Santuario de Consolación (Utrera) Santuario de Nuestra Señora de Loreto (Espartinas).



Haciendo las obras de misericordia :
Corporales: Visitar y cuidar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, redimir al cautivo, enterrar a los muertos.
Espirituales: Enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que yerra, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos.

Viviendo con intensidad la Cuaresma de este Año Jubilar
original.file (1).jpgViviendo el sacramento de la Reconciliación, porque nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia.

Acogiendo la invitación a la conversión dirigida con mayor insistencia a aquellas personas que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a su conducta de vida, particularmente, a todas las personas promotoras o cómplices de corrupción.

misericordia2.jpgRecibiendo la indulgencia. Incluso tras la confesión la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en “indulgencia”, Cristo alcanza al perdonado y lo libera de todo residuo, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer.

En el Año Santo nos acompaña María, Madre de la Misericordia.



Feliz año de la misericordia 2016


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